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ARTE EN LIENZOS Y PIELES CON LAS PINCELADAS DE ERIC KOSCIUK

Preséntate, por favor…

Mi nombre es Eric Kosciuk, tengo 35 años y nací acá, en Ushuaia. Estoy casado hace doce años con mi compañera de aventuras y tenemos un hijo genial que tiene 6 años y se llama Odín. Fui a la Escuela N.o 3 y a la EPET. Mis viejos siempre me acompañaron y me impulsaron a jugar deportes para socializar y pasar el tiempo, pero siempre amé dibujar y lo hago desde que tengo uso de razón. Tengo suerte, mis viejos estuvieron siempre comprometidos con mi educación y mi formación como persona trabajadora, aprendí mucho de ellos.

© Gaby Sais

¿Cómo comenzaste a incursionar en el dibujo?

Desde chico siempre dibujé, era mi actividad favorita dentro de casa, lo sigue siendo hasta hoy en día. Siempre me gustaron el animé y los dibujitos: Dragon Ball, Transformers, Tortugas Ninja, ¡todo! Me gustaba copiar los personajes, así empezó mi formación autodidacta. Cuando era chico, internet no existía, ¡parece que fue hace siglos atrás! Los comics, las revistas de dibujo, eso servía de inspiración. No había tutoriales por Youtube, eso hubiera sido fabuloso.


¿Qué tipo de dibujo es el que más te apasiona?

Me inclino siempre por el realismo y los humanos. Los rostros, hay algo que me atrapa de las expresiones faciales. Se puede decir mucho solo cambiando el arqueo de una ceja, dilatando un poco las pupilas, hay mucho lugar para la expresión.


¿Qué materiales son los que estás usando?

Francamente soy muy versátil, me encanta trabajar con todo: lápiz, fibras acuarelables, acuarelas, acrílicos, óleo pastel, carbonilla, ¡hasta bordado!, pero no hay nada como los óleos. La soltura que te da el óleo no te la da ningún otro material. Podés estar meses y hasta años desarrollando un cuadro. El óleo te permite corregir, seguir sin tener que limpiar la mesa de trabajo. Muchas noches dejo el cuadro en pausa, meto la paleta de óleos en el freezer (literalmente) y sigo al día siguiente. La primera parte de la cuarentena fue así.

© Gaby Sais

¿Cuándo llegó a tu vida el tatuaje y cómo ha sido ese recorrido?

El tatuaje llegó en forma de hobby. No lo tomaba muy en serio. Cuando empecé a pensar en tatuar recién estaba terminando el Profesorado de Educación Física y estaba volviendo a Ushuaia después de cuatro años de estar afuera. Tenía 21 años y mi cabeza no estaba muy en eso de instalarse y ser adulto, además jamás hubiera pensado que esto podía ser una carrera. Estoy hablando de hace catorce años, cuando una carrera era algo que se hacía en las universidades, no con una máquina de tatuaje. A mis viejos, incluso, no les simpatizaba mucho la idea de que tatúe, acababan de bancarme una carrera “de verdad” y esto del tatuaje realmente estaba encarado como pasatiempo.


Después conocí a Maia. Trabajábamos los dos en la misma escuela. Hacía un año que yo vivía solo; ella, cinco; estaba años luz, y flasheamos. La verdad es que no puedo decir que fuimos amigos y después empezamos a salir. Lo nuestro fue al revés, empezamos a salir el día que nos conocimos y con el tiempo nos hicimos amigos, fue pasión a primera vista. Al año de salir y pensando en vivir juntos, ella me preguntó qué pensaba hacer con el tema de los tatuajes, la mina es reconcreta, no te va a andar con vueltas (nunca, ja, ja). Me preguntó qué pensaba hacer con esto, si era pasatiempo o pensaba transformarlo en algo más serio y fue ahí donde se dio el cambio. No tenía idea cómo encararlo, pero yo sabía de tatuajes, a ella le encanta el arte, tiene re buen sentido de la estética, y además se le da muy bien organizar y llevar la economía adelante. Nos sentamos juntos y me presentó un plan de cómo transformar lo del tatuaje en una carrera, cómo hacer plata y cómo crecer artísticamente. Maia me acomodó la agenda, organizó un sistema de honorarios que me dejaran ingresos para poder reinvertir en mejores máquinas, mejores tintas y material. Me convenció para llamar a Marta Arruda y empezar clases con ella, quien después se transformó en mi mentora. Fui a su taller de pintura por nueve años. En ese momento no veía una conexión entre hacer pintura y tatuar, pero estoy orgulloso de decir que a mi mujer no es fácil decirle que no, y menos mal que es así, gracias a eso estamos acá hoy. Los primeros años ella llevaba adelante mi agenda, la esterilización y limpieza y hasta hacíamos juntos los diseños de trabajos grandes. Eso me liberó, solo tenía que tatuar y pintar. El lidiar con agendas y economía puede ser muy denso y al no tener la presión de hacerlo pude enfocarme en desarrollar el lado artístico. Pintar, hacer escultura, incursionar con materiales nuevos, todo eso toma mucho tiempo, y estando ocupado en acomodar la agenda no hubiera tenido tiempo de crecer al ritmo que quería. De ahí todo se multiplicó, no solo fue el tatuaje, ahora es dibujo y pintura. Haciendo trabajos por encargo. El año pasado hice un curso de Perfeccionamiento en dibujo y técnicas pictóricas, en Buenos Aires, con Ricardo Celma, fue un año a pleno con la pintura y el puntapié para otros proyectos. Estoy terminando de preparar una exposición con todos mis cuadros y surgieron, a partir de ahí, otros proyectos. Ahora estoy trabajando en conjunto con Rayuela, haciendo cuadros en las vidrieras de sus locales. Pintar en vidrio es toda una experiencia nueva para mí. Eso me encanta del arte, la variabilidad de elementos y materiales para volcar lo que nazca, algo hermoso, que dé gusto ver.

© Gaby Sais

¿Cómo definirías tu estilo?

El estilo creo que es algo que se cultiva con los años, no sé si catorce años son suficientes para decir cuál es mi estilo. Puedo decirte que pinto lo que me mueve, lo que me “llama” de alguna manera. Soy versátil, en el sentido que me encanta hacer todo, jugar con diseños, con collages, con ideas que tengo dando vueltas en la cabeza, con emociones. Pero siempre me inclino más a lo realista, a pintar gente, rostros de personas que me movilizan, que me transmiten algún tipo de emoción. En definitiva, me gusta el realismo, en pintura y en tatuaje. Realismo a color. Pero no me veo autotitulándome de artista realista, creo que ese “título” te lo da el tiempo y la trayectoria.


¿Cómo se trabaja el diseño para cada cliente?

Eso depende del cliente, hay gente que viene con diseños en la mano. Otros vienen con ideas. Están quienes vienen con un sentimiento que quieren expresar en imagen y en su piel. Todos los clientes te dejan algo y con todos se trabaja diferente. Siempre hablo mucho, más que todo cuando son trabajos grandes. Se habla del diseño, la composición, preparo ideas y después las revisamos otra vez. Hay clientes con los que estás un toque en la consulta, hay otros que necesitan tres consultas para definir qué vamos a hacer.

© MGonzalez

Tiene mucho de trabajo en equipo y saber escuchar. Mi meta es que la persona que viene la pase bien y se vaya feliz. Para lograr eso es reimportante dejar el Ego de lado. Saber escuchar. Tengo que pensar en el cliente, no en mí. Respetar la visión del otro es indispensable, aunque sabiendo cómo reacciona la tinta en la piel y teniendo en cuenta el cuerpo como espacio donde volcar la imagen, ahí siento que mi lugar es el de guiar al cliente para que se vaya con el mejor diseño posible. Acompañar al cliente que se viene a tatuar es lo más importante, guiarlo para que dentro de diez años no se arrepienta de haberse manchado. Es una gran responsabilidad adornar a una persona para toda la vida y la tomo muy en serio.


Dónde podemos ver tus trabajos en las redes sociales:


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