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ALIMENTACIÓN VIVA

Una propuesta orgánica con el entorno y nuestro cuerpo nos trae Tamara, desde su experiencia en primera persona. Tün sabores, su proyecto, es un modo de divulgar información sobre alimentos sanos, ciclos naturales, nutrición, recetas, hábitos de amor, consumo consciente, salud integral y deconstrucción alimentaria.

© Gaby Sais

Presentate, por favor...


Me llamo Tamara Sánchez, por su sonoridad, por cosas de mi flor de madre Azucena, porque este nombre contiene el dátil, el ancho amar y el mar. Me gestaron en el Mediterráneo, nací en el Río de la Plata y me acunó desde bebé la bahía Ushuaia. Entre maestr@s, amores, enfermedades simples y espejitos fui aprendiendo a cuestionar, a elegir, a entender y escuchar este cuerpo-mundo que habito en un caminar consciente y colectivo. Siempre busqué formas de compostar el lado hediondo de este mundo y enfocar mi energía en acciones que no me paralicen, sino que me lleven a poder co-crear la realidad que deseo. A veces sale mejor, a veces peor, el camino no es lineal, y tiene sus necesarias caídas, pero cultivar la paz interna, poner el foco en la sabia naturaleza, en la ternura humana, en “lo que sí” se puede hacer, son siempre musas. Creo que donde ponemos la atención, eso crece, como efecto lupa que amplifica o una suerte de fertilizante.

© Gaby Sais

En ese sentido, prestar atención a las pequeñas elecciones cotidianas hace magia. Esas microdecisiones que te llevan a una serie de sucesos u otra, observarlas y actuar desde ahí, da responsabilidad y libertad. Aplica a todo, pero hablando de lo que más me ocupo desde hace años, el alimento, poder elegirlo implica fomentar y formar parte de una cadena que atraviesa e integra la salud pública, individual, medioambiental, económica, política, emocional, cultural. La comida incide en cómo estamos en todo plano, no solo llena la panza o vacíos, revelador. Para mí, el plato es un sabroso punto de encuentros, y por eso me llevó a dedicarme cien por ciento a informarme, investigar, meter voluntad, revolucionar mi cocina y paladar, y a cada paso ir dejando o ver caer viejos hábitos, vínculos, esquemas, adicciones, alimentos que ya no prefiero porque voy desaprendiendo mandatos, a la par que aprendiendo a escuchar mi cuerpo, ese sabio que en definitiva, solo me pide frutas, hojas, danza, semillas, sol, tierra, aire, agua y abrazos.


Contanos sobre Tün Sabores, ¿cuál es la propuesta?

Tün es un modo de divulgar información sobre alimentos sanos, ciclos naturales, nutrición, recetas, hábitos de amor, consumo consciente, salud integral y deconstrucción alimentaria. También, es la excusa para que el viento nos amontone. Una forma de entretejernos a quienes estas temáticas nos convoquen para fortalecer lazos, intercambiar experiencias, dudas, recetas, semillas o datos. Esto se da en espacios de ferias, entre mates en casa, por mensajitos virtuales, en formas organizadas varias y desde lo espontáneo. Además, es uno de mis sustentos económicos, elaboro alimentos que siento que aportan a la causa. Me refiero a que cada alimento Tün no es casual, es saboreado, sentido, elegido y pensado para ofrecer nutrientes naturales, vitalizantes, en un contexto cultural dado, que acompañen con respeto a la fisiología y a lo afectivo nuestras transiciones alimentarias variadas que nos alejen de aquel que nos daña: el ultraprocesado, refinado y transgénico.

© Gaby Sais

Nuestros ingredientes son vegetales, íntegros, (siempre que lo logro) agroecológicos u orgánicos. Las técnicas culinarias son sencillas, cuidadosas y ancestrales: germinar, remojar, deshidratar, moler, fermentar. Se enmarca dentro de lo que hoy se conoce como alimentacion plant based (hay variantes que incluyen más o menos grasas, almidón, carbohidratos, gluten, cocidos, etc.). Tün se enfoca en la alimentación viva o raw food, que aunque suena moderna, es una vuelta a los orígenes que hoy se convierte en tendencia 'gastro'.


Es comer el alimento tal cual la naturaleza lo da, como hace cualquier animalito silvestre en sincronía con su esencia. Sí, crudo, sin ser sometidos a temperaturas superiores a los 48° C. ¿Por qué? porque es coherente con la biología, el espíritu, el medio ambiente y porque hoy sabemos que así se preservan intactos los nutrientes esenciales como vitaminas, enzimas, energía vital, antioxidantes. Porque así colaboramos con el sistema inmune, con procesos metabólicos de nuestro cuerpo como digerir, asimilar, desintoxicar, regenerar. Pese a las restricciones que, a priori, pueda parecer que presenta comer así, en verdad es un mundo tan diverso, que posibilita crear, sin mucha vuelta, elaboraciones increíbles en textura, sabor, color y calidad nutricia, sin la necesidad de utilizar horno, heladera, así que puede resultar económico energéticamente hablando, sobre todo si le sumamos el consumo de alimento regional y de estación.

© Gaby Sais

¿Cómo nació el proyecto?

Nace tras vivir de cerca algunas enfermedades, hacer el clic en la importancia del alimento, amor, paciencia, luego de ponerme a transformar en viajes, de la mano de mucha naturaleza, horas en la cocina experimentando, capacitaciones profesionales, atenta escucha, algunas depuraciones corporales y necesidad de coherencia. Quizá nace antes, pero en 2014 decidí a conciencia serme sincera y respetar mis ritmos, lo que implicó disponer de tiempo de vida, y para eso necesitaba renunciar a trabajar full time, bajo relación de dependencia, como guía de turismo, con un sueldo asegurado a fin de mes. El paso siguiente fue sentir que todo esto que estaba vivenciando tenía que ser compartido y sostenido en un contexto favorable donde dar rienda suelta a la cocina viva creativa. Así nace la idea de gestar un proyecto gastronómico naturista: SanArte, que mutó a Apthatpi y ahora a Tün, sabores de la tierra. Desde entonces me he especializado en una alimentación vegetal, integral y fresca, di charlas en festivales, escuelas, radios, instituciones públicas y privadas. Elaboré alimentos ricos y sanos para la venta, participé en ferias populares y gourmet, elaboré germinados y brotes para la venta, di talleres de alimentación viva y hábitos saludables, coorganicé el grupo de compras comunitarias en Ushuaia, me capacité para aprender a cultivar alimentos agroecológicos, aprendo a reconocer y usar alimentos silvestres, y activo junto a otres por políticas públicas que garanticen el acceso equitativo al alimento sano.


¿Cómo funcionan los talleres?

Los talleres no son permanentes, sino que suelo compartir algunos, cuando surgen y no desde la mente, voy sintiéndolo y si brota… ahí voy. En general, salen más en primavera, quizá porque el invierno invita más a la introspección. Las propuestas son variadas, pero en general implican una mezcla nutritiva de intercambios sobre hábitos que promuevan la salud integral, con técnicas sencillas de la alimentación natural en la vida cotidiana. Por ejemplo: recetas para aprender a organizarnos en la cocina, a germinar, deshidratar, fermentar o romper el encanto de los ultraprocesados y aprender a hacer en casa alimentos probióticos como quesos, yogures, chucrut, golosanas como mantecol y chocolates, todo basado en plantas.

© Gaby Sais

¿Cómo podemos llevar adelante una alimentación saludable en Ushuaia?

Aunque aún queda mucho por caminar en materia de alimentos sanos, afortunadamente hay mucha información disponible, más profesionales actualizados, la ciencia digna libre de interés económico abriéndose paso y los alimentos son más accesibles. Respecto a cómo conseguirlos; por un lado, más comercios o emprendedores optan por venderlos en modo virtual o en locales físicos; por el otro, podemos organizarnos en compras comunitarias a distribuidores que ofrecen mejores precios al por mayor o para acceder a productores agroecológicos en el norte del país. No solo para abaratar costos, también para afinar la práctica del hacer juntes en estos tiempos individualistas, aprender a elegir alimentos de calidad y acercarnos a productores que cuidan la tierra. Es bello saber que nuestro dinero financia un circuito productivo que es respetuoso de las comunidades y de la vida y no que con nuestras elecciones cotidianas banquemos un modelo de agronegocio a escala que desmonta, incendia y vierte toneladas de químicos a costa de recursos, territorios y cuerpos. Cada elección cotidiana, cada bocado, es importante en ese sentido. Si tenemos la posibilidad de elegir, elijamos en coherencia, eso es salud también. Otra forma hermosa es poniéndonos a hacer germinados, brotes y huertas en cualquier rincón de la casa. Las hojas verdes, hortalizas y bayas se dan muy fácilmente a la intemperie. Así, aprendemos de ritmos naturales, hacemos “cable a tierra” y cultivamos mucho más que alimento nutritivo y fresco. Además, podemos empezar a observar y salir a recolectar en las veredas, el bosque, los patios. Hay tantas plantas silvestres medicinales o alimenticias. El mejor yuyo para el mate o la mejor ensalada orgánica, sustentable, de estación, depurativa, vitalizante, desinflamante, antioxidante, está servida en el piso, y es gratis.

© Gaby Sais

¿Cuáles serían para vos algunas buenezas, mal llamadas malezas, que crecen en los alrededores de la ciudad?

Dicen que la naturaleza ofrece en tu entorno alimento acorde a las necesidades fisiológicas particulares en un lugar y tiempo dado, así de generosa es. Se suelen llamar “malezas” a plantas nativas o silvestres que crecen espontáneas en zonas u intervenidas por humanos. En general, son las que huerteros/s y jardineros/as buscan erradicar. Pero desde otra mirada, son verdaderas “buenezas” que nos ofrecen belleza, alimento y medicina orgánicamente. En la ciudad predominan el diente de león, la lengua de vaca, trébol, mostacilla, ortiga, manzanilla silvestre, bolsa de pastor, pamplina, milenrama, abrojo, calafate, vinagrillo, parrilla, levístico.


¿Dónde nos podemos contactar con Tün Sabores?

Vía instagram o por Facebook

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